“La intensa oración y el amor a la cruz, en una vida de pobreza y humildad, de total disponibilidad al servicio del prójimo, tienen su fuente íntima en el profundo espíritu eucarístico y en la piedad filial a la Virgen Inmaculada, inspiradora y modelo de la consagración total a Cristo y a la Iglesia”
(del Decreto de Alabanza)
Al abrir nuestras Constituciones el lector se encuentra con esta frase: “Cum spíritu, vive spiritu”.
Escrito de puño y letra por nuestro Fundador nos recuerda que lo que recogen las Constituciones es el espíritu y que este espíritu debe ser vivido.
Y no por perfeccionismo, sino por imitación a Jesucristo.
“Hacer de la Comunión el centro del día. ¡Qué duda cabe que es una fuente de espiritualidad, un faro que proyecta luz sobre todo el día, un freno para no dejarnos llevar de las pasiones, de nuestro amor propio…!”
“Que tu devoción a la Virgen no sea solamente afectuosa, sino racional; que consista sobre todo en imitarla.”
Del diálogo con Dios, al diálogo con el mundo.
Hacer, en cada momento, lo que hay que hacer.
“La alegría, para nosotros, es el estado de ánimo con el cual se ven las dificultades, las persecuciones, las contrariedades, y no digamos nada las cosas agradables, como venidas de Dios nuestro Señor, permitidas por Él para nuestro bien.”
“Sentir con la Iglesia, pensar con la Iglesia, amar con la Iglesia, obrar con la Iglesia, sentirnos Iglesia."
Sin exhibición ni ruido.