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Sobre la Cruz

El alma que huye de la cruz es alma que huye de Dios, del buen camino y va a la deriva de todos los vientos y tempestades.

Habréis observado que el áncora tiene forma de cruz y sirve en alta mar para afianzar los barcos… Pues la cruz en la vida sirve para afianzarse. A medida que van pasando los años se siente el alma avanzar. Nos sentimos más fuertes.

Y ¿Qué hacer cuando la cruz nos cuesta? ¿Cuesta? Pues volved los ojos a Jesús a quien también le costó llevarla, pero hizo ante todo la voluntad de su Padre: “Si es posible… “Y cayó tres veces en el camino. ¡Hay que ver como se abrazó el Señor a la Cruz y no la soltó hasta que le clavaron a ella!

Y nosotros no queremos que nos cueste. No me extraña que se quejen las almas: somos humanos. ¡Si lo hizo Jesucristo en el Huerto! Pero... ¡Tomad ejemplo!

Queremos que la vida sea un camino de rosas y no es así. La cruz en cruz y es natural que nos cueste porque hay que desprenderse de muchas cosas.

No son las insignias, no son los anillos los que santifican al alma sino las virtudes practicadas con espíritu de sacrificio. Convencidos de ello vamos a ir por ese camino…

El sello de Dios es la Cruz. Cada cual tiene su sello. Dios tiene su sello, la cruz, y lo pone en sus obras. Cuando las obras que se dicen de Dios no tienen cruz ¡Qué poca seguridad hay! Y el sello de las almas es la Cruz. Cuando las almas van más seguras es por el camino de la Cruz. Ya sé que hay espinas que punzan, que hieren y que si caemos nos pueden hacer sangrar, pero… ¡Qué buenos somos cuando nos visita la tribulación y nos abrazamos a ella! Cuando se hizo santo San Pedro no creáis que fuera en el Tabor, sino en su martirio, en su muerte de cruz. Si nos interesa nuestra personal santificación eso debemos hacer.

Ved esta noche que es lo que o pide el Señor. ¿Os pide sacrifico? ¿Una privación?

¿Una gotita del corazón? ¿Una ilusión? Pues dádselo. Si os pide esta noche una idea, sacrificadla a los pies de J. C. Sacramentado, depositadla allí a sus pies, depositad el sacrificio que el Señor os pida.

A los pies de Jesús Sacramentado haced un acto de valentía. Venid aquí llevadas de la mano de la Virgen, Ella que supo de cruces. Depositad vuestro sacrificio y, después que haya sido bendecido, id con él a vuestras ocupaciones, a vuestra vida espiritual.

La confección de la Eucaristía está, por decirlo así, hecha por cruces. La Eucaristía no es ajena a la Cruz pues ya J. C. dijo: “Cuando hagáis esto es memoria mía recordad la Pasión… “

Durante esta noche recogeros, pedido gracia al Señor para atreveros con las pequeñas cruces. El Señor nos pide a cada uno un sacrificio, una inmolación. Pues a ofrecérsela hasta que Él quiera porque detrás de la Cruz está la gloria. Y una vez ofrecida y santificada por Él a llevarla hasta que llegue la hora de la resurrección.

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