Hemos compartido la mañana del sábdo con otos colegios reflexionando y compartiendo.
¿De verdad somos comunidad? ¿Podemos serlo? Pero, sobre todo… ¿queremos serlo?
La fuerza transformadora no reside solo en una estructura, sino en las personas: hombres y mujeres que se unen por un proyecto común que nos supera y trasciende, al servicio de la humanidad. (Parafraseando al Papa Francisco)
Desde diferentes carismas, con una misma misión, trabajamos por actualizar nuestra realidad con fidelidad creativa, afrontando los retos del presente sin perder nuestra esencia.
Somos comunidad cuando ponemos a las personas en el centro:
• Profesores y PAS que no solo trabajan, sino que se forman, se acompañan, se apoyan y crecen juntos.
• Alumnos y familias a quienes dedicamos tiempo, acompañamos y ayudamos a encontrar sentido, mostrándoles cómo construir un futuro juntos.
¿Cómo lo hacemos?
Construimos nuestra comunidad como una casa sólida:
• Con valores como cimientos.
• Con acciones concretas que sostienen las paredes.
• Con retos que forman el tejado y nos inspiran a mirar más alto.
Porque ser comunidad significa cuidarnos mutuamente, proponer nuevas formas de relación y trabajar con sinodalidad, con corazones dispuestos a transformarse.
Como decía San Agustín: “Hazte capacidad, que yo me haré torrente.”
Seamos cauce para la gracia, intentando no estorbar. Juntos somos comunidad. Juntos transformamos vidas.
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