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Sobre aquellos momentos de la vida de Jesús que van en torno a su baustismo

 

Podemos hacernos la representación de Jesús en aquella edad.

Ver cómo se despide de su Madre y llega confundido entre todos como si fuera un pecador más, pero su Eterno Padre hace que no pase desconocido.

“He ahí el Cordero de Dios…” señala Juan.

 

Reduzcámoslo a tres momentos:

1º AL MOMENTO EN QUE SALE DE SU CASA DESPUÉS DE DESPEDIRSE DE SU MADRE.

2º MOMENTO EN QUE ES BUATIZADO.

3º CUANDO VA AL DESIERTO A HACER PENITENCIA.

 

Veamos cómo se despide de su Madre. Cierto que hay criaturas que son obstáculo para nuestra perfección, pero ¿lo sería la Virgen para Jesús? Este momento nos lo describen los Evangelios Apócrifos y también los cristianos del siglo I. Deseosos de saber cómo habían sido muchas cosas, se las imaginaban.

 

Cuando la fama de Juan que estaba predicando en el desierto llegó a Nazaret, el Señor un día muy de mañana le dijo a su Madre: “Madre, sabes que he venido a este mundo para hacer la voluntad de mi Padre Celestial, para redimir lo que había perdido…” Su Madre en nada se opuso porque era Santísima. Es muy propio que le acompañase y saliera a despedirle hasta la salida de Nazaret. “Si viviera nuestro padre, te acompañaría, pero Dios nos pide este sacrificio. Mi Padre celestial velará por Ti”, diría Jesús. “No hijo mío, no te vayas preocupado. Estoy fuerte…” Se abrazaron, se dijeron adiós. 

 

Jesús era humano, marcharía con el corazón deshecho, temblando de dolor porque su Madre se quedaba sola. Y podemos imaginarnos a la Stma. Virgen sentada a la vera del camino divisando a lo lejos y a Jesús que se volvía y le decía adiós. Y esto una vez y muchas veces porque era muy sensible el Corazón de Jesús. Dio prueba de ello en el Huerto, Jesús temblando, temblando se alejaría…

 

¿Por qué quiso Jesús dejar a su Madre en estas condiciones para iniciar la Redención? ¿Pero no era su Madre la Madre de Dios, que estaba pronta a cumplir la voluntad de Dios? “Hágase en mi según tu palabra”, dijo al Ángel en la Encarnación… Para que los que como Él nos íbamos a dedicar a la salvación de las almas, aprendiésemos, aunque el corazón sangre a cumplir nuestro deber. 

 

Jesús venía a dar ejemplo y lo dio a los doce años, y lo vuelve a dar a los treinta para que la familia no sea obstáculo…

Debemos aprender que los que temblando el corazón y temblando la naturaleza tuvimos que dar un paso, no lo dimos en balde, pero de tal forma que nuestro corazón no se vuelva atrás, que esté por encima de la carne y de la sangre el fin espiritual, el fin apostólico que Dios tiene sobre nosotros. Es necesario, que dado el paso que distéis, esté firme vuestro corazón en el paso que dio. Podemos flaquear, podemos titubear, volvernos atrás. ¡Cuántos dado el paso se volvieron atrás! Es más fácil dar el paso una vez que no darle siempre, y hay que estar fuertes y no ceder.

 

Nuestra posición en orden a nuestra vocación, debe de ser ésta: “Mi vocación es intocable. Mi camino es intocable.” Una palabrita tierna os puede destrozar. Los humanos no saben amar en el espíritu firmes en el camino, que Dios nos ha llamado a la salvación de las almas. 

 

Sigamos eso que nos enseña Jesús dejando a su Madre sola. Y tú no has dejado solos a los tuyos. Has dejado un cariño humano y muy imperfecto si no era egoísta. Jesús deja un cariño celestial, sin egoísmos. Que no haya crisis en la vocación por los afectos. 

 

2º JESÚS EN EL DESIERTO. Llegó el Salvador al Jordán y con él muchos pecadores para ser bautizados. Hasta soldados iban atraídos por la vida ejemplar, austera y santa de San Juan Bautista y se preguntaban: ¿Dónde está Juan? Al fin llegaron y con ellos, en aquel tropel, mezclado entre ellos, sin ningún género de singularidad, llegó Jesús.

¡Qué ganas tenemos de destacarnos, de singularizarnos, de ser los primeros! ¡Jesús en tropel, entre pecadores y no le da vergüenza, como un pecador más…! porque vivir entre pecadores pero no como pecador, ¡Vaya!, pero vivir como pecadores es muy fuerte. Y así fue Jesús. Llegó, oyó, y escuchó como todos y como discípulo de Juan se sentaría.

Juan les hablaba de penitencia, de sus pecados porque era como el espíritu de Isaías, e Isaías tenía este lema: “Anunciar a mi pueblo sus pecados y maldades.” De sus robos, e injusticias, de sus grandes pecados, es de lo que hablan siempre los misioneros al pueblo. Juan hablaría un día y varios días y Jesús le escuchaba como uno más. Hasta que un día Juan les dice: “Haced penitencia porque sino todos pereceréis…” Añade: “No, todos no, porque en medio de vosotros está Aquel a quien no conocéis…”

 

A nosotros nos toca no querer excepciones, que si Dios quiere salir por nosotros, ya saldrá. A nosotros nos toca rezar con devoción el “Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores…”

 

Y por si esto fuera poco, sería el Cielo quien se encargara de señalarle más. Comenzaron a desfilar aquellos pecadores y entre aquellas malezas van descendiendo al Jordán. Así uno y otro y cientos, hasta que le toca el turno a Jesús. Juan le conoció con conocimiento sobrenatural. Juan le mira: “Yo no soy digno.” Pero Jesús le dice: “Hazlo, lo quiere Dios.” Y Juan tiene que pasar por una obediencia tan heroica como que Jesús siga pasando por un pecador. Y llega la hora y el Padre habla cuando Jesús calla. “Este es mi Hijo muy amado.” Juan calla. Habla el Cielo pero ante este solo testigo: Juan.

 

Y Jesús sale del Jordán purificado. ¿De qué? Sale cargado de un nuevo mérito para que nadie se avergüence de pasar por pecador. ¡Ay qué singularidades queremos a veces en estas cosas! ¡Qué vanidades! ¡Qué niñerías! Jesús, como todos…, un pecador más.

 

3º Y JESÚS SE FUE COMO SE FUERON TODOS. Pero se quedó en el monte de la Cuarentena y allí estuvo cuarenta días con cuarenta noches. Y allí ayunó no tomando ni agua siquiera. Oró en la dura tierra y se preparó para el apostolado con aquellos ejercicios de cuarenta días. Así se preparó. ¿Os extraña que la Iglesia nos preceptúe a los que hemos de trabajar en el apostolado los Ejercicios Espirituales y que hagamos oración? Si lo hizo Jesús… Así se preparó para el apostolado.

 

Una circunstancia: Que a pesar de ser Jesús inocente y acabar de hacer penitencia en el Jordán, fue tentado. Haceos a la idea de que cuando tengáis tentaciones delicadas, dolorosas, tentaciones que no habíais tenido en toda la vida, son una prueba de que Dios os destina al apostolado. Si las tenéis a pesar de la oración, de los sacrificios, es prueba de que Dios os destina al apostolado. Jesús tentado por el demonio para ver si le asustaba, y quitaba de aquel camino emprendido.

 

No será extraño que se cumpla eso que os he dicho o que se haya cumplido. Esas tentaciones que quizás en toda vuestra vida habíais tenido, cuando surjan, sabed que llevan como fin, no vuestra ruina, sino hacerlos apartar del camino de la Redención, del camino de ayudar a las almas a salvarse.

 

En uno de los momentos más difíciles de mi vida, cuando empecé a darme cuenta de cosas muy fuertes para mí, la Providencia puso en mis manos un libro que me ofreció un compañero sacerdote sin saber lo que por mí pasaba. ¿Ves este libro?, me dijo. Creo que te conviene leerlo. Lo abrí por cualquier sitio y decía: “Cuando te propongas un fin y el infierno pone obstáculos, es que Dios está contigo.” Solo sabe el Señor para cuánto consuelo me sirvieron estas palabras.

 

A unos tentará el demonio de desesperación y de ira; a otros de soberbia y pereza; ya sabe el demonio lo que hace.

La reacción mía entonces, fue tomar la pluma y empezar a escribir el retoque de las Constituciones. Aunque se me caía la pluma de las amarguras de mi corazón, comencé a pasar a limpio unas notas que ya tenía. “Jesús penitente en el Jordán, en el desierto ayunando, ni siquiera a pan y agua, y sin embargo es tentado por el diablo.”

 

Recordad mi consejo de Padre, mi ruego de sacerdote: NO ATRASEIS LA HORA DE DIOS NI UN SEGUNDO, aunque os surjan tentaciones. SEGUID VUESTRO CAMINO, NO OS DEJÉIS ASUSTAR. “Cuando vayas por tu camino y oigas ladrar los perros, no te entretengas en apedrearlos: sigue tu camino.” 

 

RESUMEN: El olvido, el oscurecimiento, eso es nuestro por derecho propio. Si en el camino emprendido se interfiere la tentación, no temas, los perros ladran, “ladrones a la vista.” No, los ladrones somos nosotros que vamos a asaltar el campo enemigo para, ¿robar? No, para rescatar lo que a él se había Llevado. 

 

Por tanto:

1º AMOR A LOS NUESTROS SOBRENATURAL Y ORDENADO.

2º AMOR AL OSCURECIMIENTO.

3º NO TORCER EL CAMINO DE LA SALVACIÓN DE LAS ALMAS POR NINGÚN AULLIDO DEL ENEMIGO. SIGAMOS QUE JESÚS ESTÁ CON NOSOTROS.

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